lunes, 23 de enero de 2017

Un sentimiento azul y popular...

La Lepra cumple 104 años de vida, y acá una humilde nota de lo que realmente sentimos los leprosos, de sangre caliente y azul, aquellos que dejan la voz y la garganta en cada partido en la Catedral. Va dedicado a ustedes Caudillos del Parque: ¡De Caudillos para Caudillos!






Por un "Enfermo de Lepra"

¿Por qué sos "leproso"? Una pregunta a veces sin respuesta para nosotros los hinchas de Independiente Rivadavia. Aquellos que cuando juega la "Lepra", tiñen su estadio con el azul más intenso, como la sangre que recorre cada rincón de nuestras venas.
Uno que se hace llamar "leproso", "azul", o pertenece a su barra "Los Caudillos del Parque", debe preguntárselo mucho. ¿Cómo me hice leproso? Como muchos hinchas, seguro, el sentimiento fue heredado, de papá, del abuelo, del tío o de algún amigo, que te invitó a conocer el Planeta Azul, que ubicado entre Avenida Las Tipas y Boulogne Sur Mer, te llevó a conocer el Bautista Gargantini, "La Catedral", donde la única misa que se festeja, es el encuentro de cada partido para ver a nuestro Independiente Rivadavia.
Por mi parte, lo heredé de mi abuelo, mi tío y mi papá, y al igual que mi hermano y mis primos, somos todos leprosos, y como dice este apodo, somo enfermos, pero enfermos de la peor manera.
Enfermos porque como salga Independiente el fin de semana, los días próximos serán buenos o malos. Porque siempre andamos mirando la tabla y sacando cuentas, peor que un contador público. Porque todos los días leemos el diario o nos metemos a las páginas on line, para ver como juega ese equipo que nos da alegrías y tristezas. Porque queremos saber que pasa en nuestro club, como ayudarlo, como sacarlo adelante, como poder copar el próximo duelo en nuestra casa y decorarlo de la mejor manera para la ocasión. Y lo llenamos, y cantamos, hasta el hartazgo, y los goles vienen, y casi siempre sufrimos, porque no sabemos lo que es golear, siempre se gana por un gol.
Porque en Mendoza sos de la Lepra o Anti-Lepra. Cada equipo quiere venir a ganar en nuestra cancha, golearnos, gritarnos los goles en la cara, vernos muertos. Porque los "contra" miran esos mismos periódicos que leemos nosotros para ver que estamos abajo, si ganamos, si perdimos o si nos vamos al descenso. Ellos que disfrutan vernos mal, nosotros disfrutamos verlos pendientes de la Lepra. Quieren vernos muertos, pero nunca pudieron, siempre Independiente resurge, como aquel Ave Fénix cada campeonato, aunque nunca pase de la mitad de tabla.
Porque nos acostumbramos a ganar poco, a sufrir cada equipo que se armó y cuantos se desarmaron. Pero cuando ganamos en casa, la sensación es otra, de disfrute total, de ser feliz toda la semana, de que nos acostumbramos a sufrir, y que las victorias son más gozosas, y ni hablar si damos el batacazo afuera, la caravana azul nunca termina.
Porque vos leproso sos religioso. Vas a la cancha siempre; ganes, empates o pierdas, te emocionas hasta las lágrimas, o puteas con mucha bronca cuando el equipo no demuestra nada, y le cuesta ganar, pero seguís yendo, esperando que el milagro suceda. Porque los Caudillos acompañan, y siempre acompañarán.
Porque tu ídolo no era un centro atacante, y menos un diez habilidoso. El exponente máximo era un lateral derecho que si lo ponías de arquero también atajaba, y sino preguntale a Roque Cruz, que le atajó un penal en cancha de Talleres. Ese "Salvador" tenía nombre de Caudillo, y su nombre perdurará en el tiempo: Hugo Cirilo Mémoli, el "Gringo" para nosotros, el "Ilustre Caudillo" para todos lo que lo vieron jugar.
Sos de aquellos que vivieron todo con estos colores, desde aquel equipo del Nacional del 82 que ganó ante River en el Monumental, hasta el que ascendió en el 2006. Viste jugar a el "Arbolito" López, el "Curita" Vergara, el "Trinche" Carlovich, Carlos Ereros, o más cerca en el tiempo, el "Turco" García, Jorge Vivaldo, el "Lobo" Cordone o el "Bati" Aranda, incluso el mismísimo "Víctor" Legrottaglie la vistió con gusto, porque sabe lo que es Independiente Rivadavia, a pesar de que su corazón sea Mensana.
A vos te recuerdo, amigo leproso, sentite orgulloso de lo vivido, y de lo que vas a vivir. Porque este amor no sabe de categorías, ni entiende de rachas positivas. Aunque la Lepra gane, empate o pierde, su banda la sigue a todos lados, se hace escuchar y además, siempre será popular. Porque leprosos hay en todos lados, por algo somos la mitad de Mendoza menos algunos.
¡FELICES 104 AÑOS QUERIDA LEPRA! Las malas pasarán, pero las buenas ya van a venir.
Un sentimiento azul, que estuvo, está y siempre estará...

¡VAMOS LEPRA!

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